Hace un par de días
estuve por acá… leyendo, y extrañé. Extrañé la posibilidad que tenía de
expresarme y la respuesta de quienes llegaron a ser tan buenos amigos, aun
cuando no nos conocíamos.
Pensé en volver muchas
veces, de hecho nunca me fui. Pero el año pasado estuvo lleno de pruebas. Cada vez
que empezaba a recuperarme de una pérdida llegaba otra despedida, de golpe. Así
que estuve un tiempo dormida, porque de esa forma lo llevaba mejor.
Practiqué mucho el
arte de estar acostada mirando pelis de poco requerimiento reflexivo, así como
el arte de inventar excusas para quedarme en casa. Era lo necesario. No estaba
deprimida. Estaba triste, pero hasta la tristeza se cansa de sí misma, y ahí
empecé de nuevo a buscar…
Creo que lo manejé
bien, al menos aprendí un montón de cosas, me puse más en contacto con mi
sensibilidad, me dejé cuidar un poco más (nunca me dio gracia verme vulnerable ante
el resto), empecé a invertir más tiempo con la gente que quiero, a decir más
seguido te quiero, los grandes problemas pasaron a ser solo problemas que en
nada se comparaban a ese dolor.
Me puse en perspectiva, supongo.
Conocí gente nueva. Gente
linda, toda distinta y de gran corazón. Traté de darles algo y tomar algo
también.
Conocí música nueva.
Viajé hacia nuevos
destinos, conociendo y conociéndome cuando estoy lejos. Conocí más gente linda,
y lugares llenos de paz.
Y volví… para seguir
buscando. Lo que me conmueve, lo que me enseña, lo que me enamora, lo que me
engrandece… lo que me hace bien.
Volví.