viernes, 19 de marzo de 2010

A corazón abierto...

Esta vez te llegó el turno a ti… Estas palabras que vienen a continuación son para vos aunque estén al alcance de todos.

Es curioso como algunas conversaciones marcan un momento importante en una relación, por ejemplo un antes y un después. Cómo luego de cometer tantos errores unas pocas palabras son suficientes para hacer borrón y cuenta nueva.

Voy a ser más clara… desde aquella noche de videoconferencia a un país de distancia, yo tomando una cerveza y vos con un pobre vaso de agua, en donde decidimos (¿o fue que se dio naturalmente?) revolver en el pasado y dar algunas explicaciones, no he sido la misma.

No hemos tenido la oportunidad de repetir esa maratón única (que tal vez nunca se repita) y en vista de que no se cuando vendrás de nuevo, me pareció una buena idea hacerte llegar mi mensaje por este medio. Se que tarde o temprano lo vas a leer.

No se trata de una revelación ni nada por el estilo, pero es algo que significa mucho para mi después de todo lo que pasamos… y se que para vos también.

Desde aquel día que te fuiste, hace 5 años, cuando te di esa cálida carta de despedida (para los demás: estoy siendo irónica…) decidí que no te iba a extrañar, ni a vos, ni a mi amigo, ni a lo que fue que llegamos a ser en esos últimos meses.

Fue una decisión que mantuve firme, sin el más mínimo rencor, pero con una gran convicción. No fue nada fácil, te digo, hacer desaparecer por arte de magia una vida de amistad (y de las buenas!). Aunque por un tiempo lo logré, no me deje sentir tristeza, solo lo tomé como una de las tantas cosas malas que a uno le toca vivir. Y el hecho de que no estuvieras acá lo hacía más llevadero.

De todas formas… no fue hasta ahora que me di cuenta lo mucho que te he extrañado, y la falta que me hacían esas charlas en donde nunca hubo censura, y sí honestidad, acuerdos, desacuerdos y por sobre todo buenos consejos.

No puedo creer que nos llevó tanto tiempo hablar sobre lo que nos pasó. Especialmente porque fue tan grande mi desilusión que de verdad pensé que nunca volveríamos a compartir nuestras vidas como antes.

Por eso ahora me siento afortunada de saber que volvemos a estar el uno para el otro, de poder decirte que te extraño y que te quiero, de saber que esta amistad pasó por una de las pruebas más difíciles y aún se mantiene, no intacta… sino con más solidez.

Hace dos meses antes de irte me dijiste que lo mejor era despedirnos como si nos fuéramos a ver al día siguiente Yo te seguí la corriente, pero creo que no podes haber estado más equivocado. El mañana es algo incierto. Por esa razón te escribo hoy lo que preferiría decirte en persona y coronar con un gran abrazo…

Nos vemos pronto… y siempre…