Nuestra cultura no reconoce la búsqueda como un
valor sino como un síntoma. Sólo se admite si está en el camino de la ambición
profesional, pero si es algo indefinido, que es como tiene que ser la búsqueda
en estado puro, enseguida se etiqueta. Dicen "qué persona tan
inquieta", y se la ve rara. Si además es muy apasionada, la búsqueda no
comprendida ni apoyada se hace dolorosa y acaba en la consulta del psiquiatra.
Cabe la posibilidad de que se acabe interpretando como un síntoma
esquizofrénico, angustia, etc., cuando en realidad no es más que la
insatisfacción natural ante la vida alienada, separada y desestructurada que
llevamos.
Claudio Naranjo
2 comentarios:
Yo siempre he pensado que lo más importante no es el objetivo ó el fin, sinó el camino. Ese camino que tanto te enseña, que tanto te aporta. Muchas veces, cuando no consigues un objetivo te acabas dando cuenta, al mirar atrás, que en el camino has conseguido muchas otras cosas incluso más importantes y valuosas que el objetivo inicial que se anhelaba. Así que nunca menospreciemos la búsqueda, ni el camino.
Un besazo!
Sabia, amiga.
Gracias por la visita :)
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