Hace unos días en el trabajo, un día inusualmente tranquilo hablábamos con unas compañeras de bueyes perdidos y de la vida de la langosta hasta que una de ellas mandó la clásica frase: “che, ya estamos llegando a la mitad de año, cómo pasa el tiempo!!”.
Y si, no es una novedad, de hecho es una observación muy repetitiva. Lo que me parece curioso es: cuándo es que empezamos a sentir que el tiempo se nos va de las manos?
Recuerdo en mi cumpleaños número 22 que alguien me dijo que después de los 21 la vida empezaba a pasar como un tornado. Ahora que lo pienso tiene sentido, al menos lo he sentido así, en un abrir y cerrar de ojos llegué a los 27.
Tal vez sea que a medida que pasan los días, los meses y las estaciones, dejamos ir con ellos algunos deseos, proyectos a medias que fueron surgiendo en el camino y sueños que nos desvelaron por momentos. Nos dejamos estar, por decirlo de otra manera, y cuando ya pasó un montoncito de años caemos en la cuenta de que todo eso que dijimos que haríamos en “algún momento” nunca salió y por lo tanto hay menos tiempo. Menos tiempo para aprender, para vivir ciertas etapas, para divertirse, para enamorarse… menos tiempo para ocuparnos de tomarnos un tiempo.
Y lo vemos pasar de largo, como una brisa que sentimos después que pasó, sin poder hacer mucho…
Les había comentado que este es uno de mis miedos, no? El no saber aprovechar el día… Uffff…….. Carpe Diem para mí!!
Y para ustedes también : )
Y si, no es una novedad, de hecho es una observación muy repetitiva. Lo que me parece curioso es: cuándo es que empezamos a sentir que el tiempo se nos va de las manos?
Recuerdo en mi cumpleaños número 22 que alguien me dijo que después de los 21 la vida empezaba a pasar como un tornado. Ahora que lo pienso tiene sentido, al menos lo he sentido así, en un abrir y cerrar de ojos llegué a los 27.
Tal vez sea que a medida que pasan los días, los meses y las estaciones, dejamos ir con ellos algunos deseos, proyectos a medias que fueron surgiendo en el camino y sueños que nos desvelaron por momentos. Nos dejamos estar, por decirlo de otra manera, y cuando ya pasó un montoncito de años caemos en la cuenta de que todo eso que dijimos que haríamos en “algún momento” nunca salió y por lo tanto hay menos tiempo. Menos tiempo para aprender, para vivir ciertas etapas, para divertirse, para enamorarse… menos tiempo para ocuparnos de tomarnos un tiempo.
Y lo vemos pasar de largo, como una brisa que sentimos después que pasó, sin poder hacer mucho…
Les había comentado que este es uno de mis miedos, no? El no saber aprovechar el día… Uffff…….. Carpe Diem para mí!!
Y para ustedes también : )
1 comentario:
Parece que no me pasa a mí solo. Aunque cuento con 23 desde que tengo memoria el tiempo se me pasa volando, mas no se va mal aprovechado el desgraciado :D
A veces las 24 horas se nos hacen como que 12, y ya cuando uno despierta del sueño de vivir y las ocupaciones da alarmas mirar atrás. Algunos lo consideran un peligro.
Excelente reflexión amiga. Besos desde Venezuela.
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