miércoles, 27 de octubre de 2010

Bienvenido bebé...


Hay algo que amo de mi trabajo, y es la oportunidad de presenciar la llegada al mundo de un bebé, de compartir con alguien que no conozco el mejor día de su vida. De sentir y ser parte de tanta felicidad.

A veces creo que no nos damos cuenta el peso que tiene, por eso decidí escribirlo y así también reflexionar un poco sobre lo que significa para mi.

Una vez un papá me dijo en el momento en que sostenía a su bebé por primera vez: “tu trabajo es el mejor trabajo del mundo!”. Y es verdad, al menos esa parte J.

Lo primero es el llanto que todos esperamos expectantes, y una vez que lo escuchamos sonreímos, tratando de hacerle entender a esa personita que es mejor estar afuera, que mamá y papá lo esperan con todo el amor posible de imaginar. Pero el bebé sigue llorando, así que le damos calor, lo secamos y les damos la mano para que se prendan de nuestros dedos y no se sientan tan solos. Algunos suelen prenderse con tanta fuerza, dando manotazos, sin entender por qué de repente hay tanto lugar para moverse.

Hay un momento especial, después que ya están vestidos y abrigaditos, en que dejan de llorar y comienzan a mirar todo a su alrededor, en silencio, es un momento hermoso. Se los ve como si estuvieran tratando de descifrar a donde llegaron, y es que es lo que hacen…

Entonces el papá o la mamá lo sostienen, lo abrazan, le dan la bienvenida con palabras suaves, y siempre, siempre, dejan de llorar. Hay lágrimas, sonrisas, miradas, nervios, pero sobre todo felicidad, y la sensación de que un mundo entero comienza a partir de este momento.

Que más que agradecer el poder ser parte de todo esto!!

Este post se lo regalo a mi amiga Gaia que está esperando un pequeño varoncito… Mis mejores deseos para ti y tu bebé!!

5 comentarios:

Agustín Molina dijo...

Muy bien descripto el momento. Yo lo viví dos veces. En las dos lloré. En las dos canté canciones que me vinieron a la cabeza ("vos sabés" de los fabulosos en la primera; "canción para Julia" en la segunda), es un momento en que te sale hacer todo junto.
Después empiezan a hablar, y a preguntar y los querés matar, pero eso ya es otra historia.

Gaia dijo...

Maya no sabía que trabajabas asistiendo partos!! eso es estupendo y como tú dices debe ser muy gratificante. Leyendo lo que has escrito me he imaginado ya en ese paritorio dando a luz al bebito. Qué ganas que llegue ese momento para poder sentir su primer llanto, su primera sonrisa y su primera palmadita :)

Y gracias por la dedicatoria.
Un fuerte abrazo querida amiga.

Maya dijo...

Es un gusto poder dedicártelo !!
Trabajo en un área de internación pediátrica, pero también en sala de partos recibiendo a los recién nacidos junto a la neonatologa.

Agustín, que lindo que ya lo hayas vivido, por lo visto fueron buenas experiencias, salvo por lo último que comentas, jajaj... eso es un buen tema para un post, preguntas incómodas de los más chiquitos, jaja

Caco dijo...

Precioso, Maya, un bebé es muchas cosas en un cuerpo minimizado y listo para maximizarse.

Sentí cosas lindas al leerlo, de repente todo lo que has dejado por escrito nos resuelva la esperanza que tanto necesita este mundo.

Saludos, un inmenso abrazo.

Maya dijo...

Gracias Caco, por tus palabras.... creo que esperanza es la palabra perfecta para definir lo que se siente en esos momentos... una nueva vida que trae esperanza... si.

Besos!!