Ok. Quede en la idea de abrir la mente y pensar en positivo y me está resultando!! Pero con todo esto surgió un problemita: y ahora qué caraj... escribo? Jajaaja. No me malentiendan, es que como dije antes, cuando ando cabizbaja las palabras de desaliento me fluyen y me convierto en un sin parar de lamentos. Por otro lado cuando me siento bien de ánimo soy una persona… de pocas palabras. Bueno eso tal vez no lo digan mis amigos que en algunas oportunidades y especialmente por estos días me han tildado de lora y parlanchina, valga la redundancia.
Y la verdad es que uno a veces se desboca hablando de nimiedades… pero me da un poquito de pudor hablarlo aquí. Ba! No sé si pudor, pero no quiero que se duerman mientras yo les cuento lo cansada que me trae la gata de mi amiga. Ah!! Ahí está! Les voy a contar sobre Dora…
Dora es una gatita pequeña de color negro y hermosa (pero… a mi no me gustan los gatos). Cuando yo me estaba por mudar a mi actual apartamento (que lo comparto con mi amiga) Dora ya existía, y no solo que existía sino que era Su lugar, Su casita. Así que bueno, estaba tan contenta con haber encontrado un lugar para comenzar una nueva aventura, que me dije “no pasa nada, te acostumbras y listo”. Y bueno adopté medidas como mantener la puerta del cuarto cerrada cuando yo no estuviera, para que no subiera a mi cama (ay! me dan ataques!) y a veces también la dejaba afuera para que supiera que no estaba bien entrar a mi cuarto, entre otras cosas.
Pero… pobrecita… cada vez que salía ella me estaba esperando en la puerta del cuarto y me largaba ese miauuuu!!! para que no me olvidara de que estaba ahí. Ternurita!! Entonces ahí me venía la contradicción y me ponía a jugar con ella y a dedicarle tiempo a nuestra amistad. Con el tiempo me cansé… es que tengo mi teoría al respecto.
De niña nunca pude tener mascotas, siempre había una razón de por qué no podíamos. Que la casa es chica, que no es el momento, que tener una mascota “bien” sale caro, etc. Yo seguía intentando, quería un perro si o si. Luche, luche, luche, hasta que mi madre dijo…”está bien podes tener un pez” Un pez!!! Un pez!!! Y que hago yo con un pez!!! Y bueno…se desató un tira y afloje por parte de las dos y… llegamos a un acuerdo… una tortuga (buaaa!!). Hasta los cumpleaños le festejaba… y la tortuga ni mu. Una historia sin duda muy triste… porque ahora me doy cuenta que no sé ni cómo aupar a un animalito, jajajja.
Pero bueno ahora con Dora había cambiado un poquito la cosa. Hasta que se le despertó su lado femenino y zas!!.. Le llegó el celo… pero… y no se le va?? Que horrible esto!! Y cuanto dura este estado de incomodidad absoluta? Ni idea yo y mi mundo sin mascotas. Resulta que Dorita vive en celo! Si! Al menos una vez por semana toca y lleva días. Un horror!! Lo peor es cuando le salen sonidos cuasi humanos y de bebes llorando feo. Uno se pone…eh… como de mal humor.
La verdad es que este ser maravilloso ha cambiado mis días, jajaja. Esto va en homenaje a todas las mascotas, y a las que nos hicieron falta.
Saludos!!!
2 comentarios:
Ains, tienes que marcar tú territorio jajaja. Y si quieres encontrar la compañía o los mimos de un animalito, desde luego que un gato no es lo mejor. Son muy independientes. Y sí, aún así te buscan de tanto en tanto para recibir su ración de mimitos...pero tienes que vigilar con sus garras porque a veces jugando sin querer te arrean el zarpazo jajaja.
Y sí, eso del celo... sí, parecen llantos de bebé. La primera vez que lo escuché hasta salí de casa pensando que era algo que le pasaba a algún bebé en la calle.
Ves? ya has tenido algo que contarnos estando de buenas. Verás como poco a poco serás tan parlanchina aquí tanto para lo bueno, como para lo malo ;)
Un fuerte abrazo.
Jajaja si lo de las garras es otro capítulo.. no sabes las veces que ha tomado carrera y me ha saltado, o me saca las garras "amistosamente" (si es que eso existe). Yo paso pegando grititos por sus demostraciones de cariño...ajjajaj Pero vengo más preparada que los primeros días, eh??
Saludos!!
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